Los estudiantes de posgrado continúan la lucha por mejores salarios a pesar del rechazo
February 25, 2023
Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 20 de febrero por Ikram Mohamed y fue traducido al español por Karen Flores.
Cuando Lauren Nelson llegó a UT en el 2017, ganaba $13,000, la misma cantidad que ganaba en su trabajo de servicio antes de ir a la escuela de posgrado. Compartiendo un apartamento de 400 pies cuadrados con su novia, se encontraron con infestaciones de cucarachas y una misteriosa sustancia café que se filtraba entre las tablas del piso.
Pero dividir $915 por mes entre las dos era todo lo que podían pagar. De lo contrario, Nelson no sabe cómo podrían llegar a fin de mes.
“Es difícil”, dijo Nelson, estudiante de posgrado de inglés.
Estos problemas son la razón por la que Nelson se unió a Underpaid@UT (Mal pagados @ UT), una organización dirigida por estudiantes que lucha por salarios dignos y mejores condiciones de trabajo para los estudiantes de posgrado. El semestre pasado, Underpaid se unió a un creciente movimiento nacional de estudiantes de posgrado que presionan a los administradores universitarios para que aumenten sus salarios a medida que el costo de vida continúa disparándose en todo el país, especialmente en Austin.
Sus acciones culminaron en una protesta de “grade-in” a fines del otoño, donde los estudiantes de posgrado calificaron los exámenes finales y los proyectos en la oficina del rector. Esto llevó a los administradores de UT a decir que se reunirían con los organizadores en la primavera. Miembros dijeron que eso no ha sucedido y dudan que suceda.
Cuando se trata de tomar una acción directa, los estudiantes de posgrado están limitados en sus opciones. Como empleados estatales, no pueden hacer huelga ni dejar de trabajar, pero los expertos dijeron que todavía tienen opciones para defenderse y generar un cambio a largo plazo.
Actualmente, el salario base para los estudiantes de posgrado es de $19,000 por año, lo que representa menos del 30 % del ingreso familiar promedio para un solo hogar en la ciudad y se clasifica como de “ingresos extremadamente bajos”.
Underpaid quiere aumentar los estipendios de los estudiantes de posgrado a $36,317, lo que les daría un salario digno según la calculadora de salario digno del Instituto Tecnológico de Massachusetts. También están uniendo esfuerzos junto con el Sindicato de Empleados del Estado de Texas, que representa a los trabajadores de UT, para aumentar los salarios de todos los empleados estatales en $10,000.
El grupo hizo esta demanda en una carta a la rectora Sharon Wood donde también mencionaron las dificultades financieras que han enfrentado los estudiantes de posgrado como resultado de los bajos salarios reportados en encuestas realizadas por alrededor de 818 estudiantes de posgrado en ese momento.
Los resultados de la encuesta revelaron que la mayoría de los estudiantes de posgrado se ven obligados a sumergirse en sus ahorros, obtener préstamos adicionales o trabajar en trabajos adicionales para complementar sus estipendios. La mayoría se ven obligados a vivir de cheque en cheque.
“La Universidad no ha destinado ningún recurso significativo para aumentar el estipendio mínimo de los estudiantes de posgrado en décadas”, dijo Nelson. “Entonces, si hay una gran disparidad financiera o costo para lograr que todos los estudiantes de posgrado alcancen un salario digno, es porque fue tan bajo durante tanto tiempo con muy pocos ajustes”.
La pelea con la administración
En el otoño, los miembros organizadores de Underpaid@UT decidieron que su primera orden del día para el semestre era comenzar a escalar acciones en un intento de hacer que la Universidad se dirigiera a sus preocupaciones, principalmente estipendios insuficientes y problemas relacionados con el seguro médico.
Comenzó con caídas de pancartas en todo el campus, con una pancarta colocada entre la intersección de McCombs y el Centro de Enseñanza de la Universidad (The University Teaching Center), que decía “UT trabaja (funciona) porque nosotros lo hacemos”. Underpaid consideró que esto era a pequeña escala, algo que atraería la atención y se convertiría en lo que imaginaban que sería una manifestación en algún momento del semestre de primavera.
Nelson dijo que casi de inmediato los administradores de la Universidad comenzaron a interferir con sus acciones.
“Cuando estábamos haciendo la caída de la pancarta, alguien de la Oficina del Decano de Estudiantes salió y comenzó a inspeccionar nuestros nudos y nos dijo que tendríamos que quitar la pancarta después de dos horas, lo cual no es una regla oficial”, Nelson dijo. “La Oficina del Decano de Estudiantes estaba al pendiente de nosotros y no quería que hiciéramos demasiado ruido”.
Nelson trató de racionalizar las decisiones de los administradores y esperaba que no estuvieran tratando de silenciarlos. Pero luego, una semana antes del grado (“grade-in) planificado, recibieron un correo electrónico de la oficina del decano.
Douglas Garrard, vicepresidente asociado de vida en el campus y vicedecano de estudiantes, dijo que quería reunirse con Nelson para “discutir la logística de (su) evento y asegurarse de que (su) evento transcurra de la mejor manera posible”.
Nelson lo describió como un correo electrónico “banal”, pero tenía un mal presentimiento sobre la junta. No queriendo sacar conclusiones precipitadas, ella y algunos coorganizadores se reunieron con Garrard y se demostró que sus temores eran ciertos. Ella dijo que Garrard los amenazó con una respuesta policial si retenían el grade-in y les dijo que estaban violando las reglas de la Universidad. Nelson dijo que sintió que los administradores intentaron todo lo posible para apagar el evento.
Nelson y sus coorganizadores abandonaron la junta sintiéndose desanimados, casi cediendo a los deseos de la Universidad. Pero después de reflexionar más, decidieron que no sucumbirían a lo que querían los administradores de UT. El grade-in continuaría, pero se hicieron algunos ajustes al plan.
“Era algo como la administración mostrando sus verdaderos colores, así que decidimos usar eso”, dijo Nelson. “Lo convertimos más o menos en una mini manifestación. Nos comunicamos con representantes locales para que hablaran y logramos que salieran. Vinieron algunos profesores, lo cual fue realmente genial”.
Alrededor de 50 personas asistieron al grade-in, con estudiantes y simpatizantes parados afuera de la torre mientras que los estudiantes graduados permanecieron en el vestíbulo de la Biblioteca de Ciencias de la Vida trabajando y calificando papeles hasta las 5 p.m. Además de negar a estudiantes de ocupar el pasillo fuera de la oficina del rector, prohibieron a la prensa entrar al edificio principal, según un informe del Austin American-Statesman.
El grade-in fue una forma en que los estudiantes de posgrado llamaron la atención sobre sus demandas, con el punto focal en recibir un salario digno.
El estudiante de posgrado de física Deepesh Verma dijo que el problema de estar mal pagado se extiende más allá de los estudiantes de posgrado, con profesores y personal no titulares que sufren los mismos problemas.
“There are all these groups of people on campus who were all suffering under the same circumstances,” Verma said. “We’re trying to come together so that we can advocate for ourselves as a collective.”
Verma dijo que los estudiantes de posgrado tienen la tenacidad para superar las peores situaciones, y esta lucha no es una excepción.
“(Esto) continuará hasta que los estudiantes de posgrado obtengan lo que se merecen”, dijo Verma. “Nada es demasiado bueno para un empleado aquí en UT, y creo que UT debe reconocer eso”.
Opciones limitadas
Como estado con derecho al trabajo, Texas impone algunas restricciones al movimiento de Underpaid. Al ser trabajadores del sector público, los estudiantes no son otorgados derechos de negociación colectiva, lo que significa que la Universidad no tiene que negociar un nuevo contrato con ellos en “buena fe”. Y si deciden ir a la huelga, podrían ser despedidos o sufrir represalias según la ley estatal.
Aunque pueda parecer que Underpaid está peleando una batalla perdida con su falta de derechos de negociación junto con la incapacidad para hacer huelga, Tobias Higbie, presidente de la facultad de estudios laborales y director asociado del Instituto de Investigación sobre Trabajo y Empleo de la Universidad de California en Los Ángeles , dijo que ese no es el caso.
A pesar de que las huelgas han aumentado en visibilidad en los últimos años, la gran mayoría de los sindicatos no se declaran en huelga, lo que hace que las huelgas sean algo inusuales. Aunque hacer huelgas es una herramienta valiosa, no es el único medio para tener éxito.
“Fui a la escuela en la Universidad de Illinois, en un momento en que, en Illinois, los empleados de posgrado no tenían derechos de negociación colectiva”, dijo Higbie. “Nos organizamos de todos modos a pesar de la falta de un marco legal, y ganamos muchas cosas sin tener nunca una negociación colectiva. Y 10 años después, después de que me fui, el sindicato ganó el reconocimiento y la negociación colectiva, y ahora han estado negociando contratos durante muchos años”.
Hay una variedad de cosas que existen en lugar de hacer huelga, empezando por organizar a la gente en torno a un conjunto común de quejas, muy parecido a lo que Underpaid ha hecho con los salarios.
A partir de ahí, los sindicatos tienen la capacidad de crear peticiones, organizar demostraciones, comunicarse con la junta directiva e incluso atraer a personas dentro de la legislatura estatal. Higbie dijo que la clave es concentrarse en batallas ganables que continúen promoviendo los intereses de los estudiantes de posgrado, construyendo un movimiento más grande y más fuerte para los que vendrán.
“Podrías ganar algunas de esas cosas”, dijo Higbie. “Pero se trata de construir a largo plazo (y) mejorar la universidad para las próximas generaciones de estudiantes”.
El 14 de noviembre, alrededor de 48,000 trabajadores académicos dentro del sistema de la Universidad de California se declararon en huelga por razones similares a las demandas de Underpaid: mejores salarios y beneficios. Fue la huelga más grande en la historia de la educación superior en los EE. UU., y después de seis semanas de huelga, la UC y los trabajadores pudieron acordar contratos que aumentarían los salarios entre un 20 % y un 23 % a partir del otoño de 2023.
Stratton Georgoulis, un candidato a doctorado en fitopatología en la Universidad de California Davis, se unió a la huelga con estudiantes de posgrado y trabajadores de la UC el otoño pasado. Describió la huelga como larga y agotadora, pero dijo que fue inspirador presenciar la comunidad que se formó durante esas seis semanas. Los trabajadores de toda la escuela se unieron para abogar por sí mismos y pudieron hacer más progresos en las primeras semanas de la huelga que en todo el año anterior.
Dado que existen similitudes en las acciones de los trabajadores de la Universidad de California y Underpaid, Georgoulis dijo que buscaría protección legal adicional para ver si retener su trabajo sería una opción para Underpaid. A este punto, dijo que es necesario forzar la mano de la Universidad.
Georgoulis dijo que no espera ninguna buena voluntad nueva de la administración de UT dada la forma en que respondió en el otoño, al igual que no hubiera esperado ninguna buena voluntad de la administración de UC a menos que hubiera tenido la amenaza creíble de una huelga para forzar su mano.
“A mí me suena a que es tiempo de que los estudiantes de posgrado en UT intensifiquen el problema”, dijo Georgoulis. “Creo que el próximo paso sería la amenaza de una huelga como algo que pueden pasar por encima de la cabeza de la administración. La UC nunca hubiera cedido a ninguna de nuestras demandas a menos que tuviéramos esta huelga legalmente protegida”.
Construyendo para el futuro
La Universidad dijo que recibió la carta de Underpaid en diciembre y planea responder durante el semestre de primavera. La Universidad declaró en un correo electrónico que “continúa(n) trabajando con programas de posgrado en todo el campus para asegurar que los salarios sean competitivos y aborden el aumento del costo de vida en Austin”.
En este momento, Underpaid aún no ha recibido noticias de la Universidad y, a este punto, Nelson dijo que no está segura de que lo hagan.
La Universidad agregó que durante el año académico 2021-22, invirtió $10.9 millones de dólares en fondos recurrentes para apoyar a estudiantes de posgrado, el cual fue “el mayor aumento en la financiación de estudiantes de posgrado en la historia de la Universidad”. UT también dijo que está construyendo un nuevo complejo de viviendas para estudiantes de posgrado que brindará a los estudiantes de posgrado opciones de vivienda más asequibles en el campus.
Joseph Rojas, estudiante de segundo año de maestría en estudios latinoamericanos, dijo que los comentarios hechos por la Universidad son engañosos. Si bien UT tiene actualmente alrededor de 7,500 unidades de vivienda para estudiantes, el 90 % de esas unidades son para estudiantes de licenciatura y hay 11 000 estudiantes de posgrado. Esto ha hecho que intentar conseguir viviendas para estudiantes a través de la Universidad sea una hazaña virtualmente imposible para los estudiantes de posgrado.
Con respecto a la inversión de $10.9 millones, Rojas dijo que elevó los estipendios mínimos de $16,500 a $19,500, que todavía está muy por debajo del costo de vida en Austin. Este aumento también se hizo a expensas del seguro de salud de los estudiantes de posgrado, lo que según Rojas provocó que empeorara el seguro de salud predeterminado.
Viendo al futuro, Underpaid planea asistir al Día del Cabildeo en el Capitolio el 12 de abril junto con el Sindicato de Empleados del Estado de Texas, donde harán campaña por un aumento de $10,000 para todos los empleados estatales. En solidaridad con TSU mientras continúan presionando a la administración de UT, esperan que esto sea un paso adelante para abordar algunos de sus problemas.
Sin embargo, la mayoría de los estudiantes de posgrado admiten que aún queda mucho trabajo por hacer.
“Nunca veré un centavo de ningún aumento de estipendios o beneficios”, dijo Rojas. “Incluso si yo no voy a estar aquí, muchos de mis compañeros estarán por dos, tres, cuatro años más. Y luego la gente nueva que llega. No los conozco, pero quiero que ganen suficiente dinero para vivir aquí sin estar estresados”.