Lo que dice esta antigua esquina de West Campus acerca de las prioridades de Austin

Joseph El Habr and Paula Botello

Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 27 de marzo por Joseph El Habr y fue traducido al español por Paula Botello.

Nota del editor: esta columna fue enviada al Texan por un miembro de la comunidad de UT.

Durante mucho tiempo, la esquina de San Gabriel y la calle 25 ½ tenía un pequeño e inocuo espacio ambiental. En esta esquina, frecuentemente veía estudiantes paseando a sus perros allí para hacer sus necesidades. Aunque el espacio no era lo suficientemente grande para realizar otras actividades— y sería extremadamente generoso llamarlo un parque de bolsillo— estaba claro que era un espacio ambiental operativo e importante para la comunidad.


Esta esquina era especial ya que proporciona una comodidad que sería difícil de encontrar en cualquier otro lugar de West Campus—un espacio abierto. Esto cambió después de que la esquina abierta y el edificio de apartamentos que lo acompañaba fueron arrasados para construir otro desarrollo lujoso de cuadra a cuadra.

Y no me malinterpreten, no estoy en contra del desarrollo. De hecho, elegiría la voluntad de la ciudad de Austin para crecer la densidad del vecindario de West Campus en un momento de demanda aumentada de vivienda, como se evidencia en la actualización del año 2019 de la Superposición del Vecindario Universitario, incluso con sus preocupaciones de asequibilidad, a través de su aumento en las alturas de construcción permitidas. 

Pero–¿qué es la densidad sin un espacio abierto para romper su monotonía? Hasta la densa ciudad de Nueva York tiene el mundialmente famoso Central Park. Y en West Campus, que es el hogar del kilómetro cuadrado más denso de Texas, ni siquiera podemos comprar un espacio ambiental de un solo terreno.

El hecho de que no hay un espacio dedicado para un parque dentro de los límites de uno de los vecindarios más densamente poblados de Texas es una negligencia grave en el peor de los casos y una ignorancia ciega en el mejor de los casos. En un día con clima agradable, no encuentro ningún lugar conveniente y agradable a la vista para salir y relajarse–-¿no debería poder disfrutar el día en mi propio vecindario?

Entiendo que los valores de los terrenos son muy elevados, pero reformas para espacios ambientales y abiertos son esenciales para la comunidad moderna. Los beneficios de los parques de bolsillo son numerosos, incluyendo ser un destino para los muchos dueños de perros de West Campus.

Las reformas del espacio público no serían un fenómeno nuevo en West Campus. Como parte del Plan de Bicicletas de Austin, se implementó un carril para bicicletas protegido a lo largo del corredor de la calle Río Grande en el corazón de West Campus y se legitimó con barreras de concreto en 2017.

Este no es el final de los problemas urbanos que afectan a West Campus. A través de mi experiencia vivida, muchos estudiantes probablemente notarían  áreas en el vecindario con iluminación insuficiente, banquetas finas y no existentes, y la calidad insuficiente de las carreteras.

Sin embargo, mi preocupación aquí es parte de un problema más grande–Austin no se preocupa por las poblaciones transitorias. La verdad del asunto es que Austin tiene menos obligación con las personas que sabe que no vivirán aquí por mucho tiempo, y West Campus, con su gran población estudiantil, encapsula esto bien.

En la planificación urbana, frecuentemente nos olvidamos del interesado invisible–los residentes futuros. Aunque la ciudad de Austin puede que no esté tan preocupada por los residentes temporales, debería comprometerse al menos a garantizar una vida satisfactoria, que incluya espacios abiertos, para los residentes que aún no han llegado.

Mi punto principal es este: necesitamos más lugares que valgan la pena cuidar. Lugares orgánicos en vez de lugares manufacturados. Si no es por el bien de los residentes actuales, entonces por el bien de los residentes futuros. Y ese pequeño rincón insignificante era justo eso.