Un estudio encuentra que los vecindarios del este de Austin se ven afectados de manera desigual por la pandemia de COVID-19

Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 22 de junio por Rylie Lillibridge y fue traducido al español por Alyssa Ramos.

Un estudio de UT publicado el 1 de junio encontró que los vecindarios vulnerables del este de Austin tenían más probabilidades de estar en riesgo de hospitalizaciones por COVID-19 a pesar de registrar menos casos reportados oficialmente. 

“Muy temprano con COVID, era evidente que las intervenciones de salud pública que estábamos implementando no estaban haciendo lo suficiente para prevenir la desigualdad en infecciones, hospitalizaciones y mortalidad que vimos”, dijo el investigador principal Spencer Fox. 


Al examinar los números de casos y hospitalizaciones durante los primeros 15 meses de la pandemia, los investigadores se refirieron al Índice de Vulnerabilidad Social de los CDC para clasificar los vecindarios como “vulnerables”. El índice considera factores como el ingreso medio, la edad de los miembros de la comunidad y los tipos de vivienda del vecindario. Luego de pensar estos factores por igual para determinar qué tan equipado está un vecindario para manejar una pandemia, dijo la investigadora Emily Javan. 

“Es una clasificación de qué comunidad tiene más y menos probabilidades de ser capaz de lidiar con una catástrofe y recuperarse”, dijo el candidato de doctorado Javan. “En Texas, y en Austin específicamente en este estudio, nuestros códigos postales de mayor vulnerabilidad social tenían más infecciones, y no solo se debió a que era más probable que se hospitalizaran, sino que en realidad más personas estaban infectadas, estimamos”. 

Aunque ningún factor causó las disparidades, factores como “la movilidad” – tener que salir de casa para trabajar en persona – y la falta de conocimiento de salud pública contribuyó más que otros, dijo el investigador Jose Herrera. 

“Un tema importante que debemos abordar es la comunicación de lo importante que es conocer la ciencia de lo que está sucediendo en la población”, dijo Herrera, investigador asociado en el Meyers Lab. “Ese desconocimiento que la población general tenía sobre cómo funciona la ciencia y cómo se propaga la enfermedad en la población fue en realidad una de las principales razones por las que tuvimos un gran impacto de COVID”. 

Javan dijo que una falta histórica de inversión de la ciudad también afectó negativamente a los vecindarios del este de Austin. 

“Muchos lugares, como cerca de Del Valle, tienen desiertos alimentarios …hay una gran cantidad de factores que podrían haber llevado a esto, y se alinea con nuestro conocimiento preexistente de la región este de Austin”, Javan dijo. 

Fox, profesor asistente del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de Georgia, dijo que algunas medidas que la ciudad tomó ayudaron a frenar la propagación de COVID-19 en vecindarios vulnerables.

“Las cosas que la ciudad de Austin hizo bien fue tratar de llevar recursos de prueba a las regiones que pensaban que tenían más probabilidades de tener problemas para acceder a los recursos de prueba …  luego, en última instancia, tratar de colocar las vacunas donde más se necesitan”, dijo Fox. “Estas comunidades tienen la mayor carga infecciosa, las tasas más altas de mortalidad y tratar de vacunar a esas comunidades para protegerlas realmente era una prioridad”. 

Aún así, Herrera dijo que los investigadores continúan analizando cómo estos vecindarios podrían protegerse mejor de futuras pandemias.

“Esta no es la primera vez que tenemos una pandemia, y esta no va a ser la última”, dijo Herrera. “La parte más importante en la que tenemos que trabajar en este momento es utilizar los datos que tenemos disponibles para reconocer dónde están las poblaciones más vulnerables y cómo podemos llegar a ellas a través de las comunicaciones y a través de muchas formas en las que realmente podrían confiar”.