Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 6 de agosto por Catherina Chowdhury y fue traducido al español por Alyssa Ramos.
Como estudiantes, estamos condicionados a creer que al sufrir, estamos demostrando nuestro valor. Esto se refuerza en conversaciones que comparan la falta de sueño, historias inspiradoras de nuestros compañeros superando dificultades grandiosas y ensayos de admisión a la universidad. Tales historias, destinadas a inspirar, pueden crear un vínculo peligroso que equipara el sufrimiento con el logro.
Los estudiantes sienten la necesidad de probar sus logros con dificultad para demostrar que sus logros tienen mérito fuera de la suerte o el privilegio.
Sin embargo, esto lleva a los estudiantes a convertir sus dificultades en armas unos contra otros.
Toby LeBlanc, un coordinador de atención de la Escuela Jackson de Geociencias y la Escuela de Negocios McCombs, ha observado este fenómeno.
“Parece que el sufrimiento se equipara con el éxito: que cuanto más sufres, más éxito tienes”, LeBlanc dijo. “Eso simplemente no es cierto”.
La necesidad de justificar los logros académicos lleva a los estudiantes a sentirse presionados a “superar” a los demás con su perseverancia a través de las luchas.
“He visto estudiantes que harán lo que se llama vergüenza del sueño, donde los estudiantes dirán: ‘¿Estás durmiendo seis horas por noche? ¿Cómo estás completando cosas?”, LeBlanc dijo.
Leblanc explicó que subestimar los logros de uno es la principal característica del fenómeno del impostor.
“Tendemos a atribuir (éxito) a cosas que se sienten fuera de nuestro control o lo atribuimos a cosas que pueden no ser saludables para nosotros”, LeBlanc dijo. “Podemos decir: ‘No dormí durante tres días, por eso tuve éxito’. No porque en realidad sea inteligente”.
Este fue el caso de Hannah Nguyen, estudiante de segundo año de desarrollo humano y ciencias de la familia, que a menudo se sentía indignada de su éxito.
“Seguiría mis logros con una lucha por la que tuve que pasar, para llegar a eso”, Nguyen dijo. “Creo que solía hacerlo porque no creía que fuera lo suficientemente inteligente o lo suficientemente bueno como para alcanzar mis logros”.
La resiliencia, el trabajo duro y la perseverancia son logros en sí mismos. Cuando nuestras narrativas giran en torno a nuestras luchas en lugar de nuestros logros, la línea entre demostrar resiliencia y autoestima se difumina a medida que esas luchas se convierten en aspectos definitorios de nuestras identidades. Como resultado, los individuos pueden comenzar a subestimar sus éxitos que no fueron el resultado de una lucha mayor. Sin embargo, el sufrimiento no es un requisito previo para el éxito.
Al competir en esta carrera hasta el fondo, los participantes refuerzan la idea de que los logros sólo pueden celebrarse si superan las dificultades de los demás, creando un entorno de comparación constante donde la verdadera esencia del éxito es solo una idea de último momento.
Si bien es importante compartir tus experiencias, si te encuentras sintiendo la necesidad de seguir las noticias de tu éxito con el hecho de que has soportado una mayor dificultad, puede ser el momento de reconsiderar cómo estás contando tu historia.
Chowdhury es un estudiante de último año de relaciones internacionales y estudios globales de Spring, Texas.