Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 18 de marzo del 2024 por Mara Ramazanoglu y fue traducido al español por Desiree Marquez.
Un profesor de UT fue premiado el miércoles por su investigación, que condujo al desarrollo de las vacunas COVID-19 y RSV.
Research!America, una organización sin fines de lucro que aboga por la investigación médica y sanitaria, ha concedido a Jason McLellan, profesor del departamento de Biociencias Moleculares, el premio Building the Foundation, con el apoyo de Johnson & Johnson. El premio reconoce la labor de personas que han contribuido de forma significativa al desarrollo de la salud pública.
El laboratorio de McLellan se especializa en el diseño de vacunas basadas en estructuras. Al igual que este visualiza cómo funcionan las proteínas de patógenos víricos y bacterianos, lo que luego les ayuda a crear vacunas complementarias, explicó McLellan.
“(Mi laboratorio) determina estructuras tridimensionales de muy alta resolución de cómo son (y funcionan) los virus o partes de virus o proteínas o bacterias”, dijo McLellan. “A esto lo llamamos diseño de vacunas basado en estructuras: utilizar las estructuras como base de la ingeniería de proteínas para intentar crear las vacunas más eficaces posibles”.
A principios del 2020, McLellan dijo que los estudiantes y el personal de su laboratorio trabajaban sin descanso para aislar los anticuerpos del COVID-19 con el fin de desarrollar una vacuna. McLellan y su equipo determinaron la estructura de la proteína en forma de espiga que se encuentra en la superficie del SARS-CoV-2, el organismo causante del COVID-19.
“Estas proteínas de espiga, que cambian de forma, comienzan en un estado y luego cambian a otro para que el virus se fusione con la célula y entre”, explica McLellan. “Queremos intentar estabilizar la proteína en la forma inicial”.
McLellan dijo que su laboratorio diseñó dos alternativas para estabilizar la proteína COVID-19 spike de la vacuna. Estas alternativas se encuentran en todas las vacunas COVID-19 autorizadas en Estados Unidos.
Antes de trabajar en la vacuna COVID-19, como docente postdoctoral, McLellan ayudó a crear un antígeno vacunal contra el virus respiratorio sincitial (VRS). El año pasado, la vacuna se convirtió en la primera aprobada por la FDA contra el VRS.
“Fue realmente emocionante disponer de las primeras vacunas contra el VRS en la población de personas mayores”, afirmó McLellan. “Ahora tenemos vacunas contra el VRS y el COVID que utilizan ambas un diseño de vacuna basado en la estructura”.
McLellan afirma que espera que se recurra más al diseño de vacunas basado en estructuras, especialmente con la introducción de nuevas tecnologías como la IA.
“(Estamos) tratando de crear esta caja de herramientas, especialmente con las nuevas herramientas de inteligencia artificial y aprendizaje automático con las que estamos trabajando, (espero que) cada campaña de vacunas tenga algún aspecto del diseño de vacunas basado en estructuras, y que se pueda aprovechar el trabajo que hemos realizado o el trabajo realizado por mis colegas”, dijo McLellan.