Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 26 de marzo por Emmanuel Ramirez y fue traducido al español por Daniela Capistran.
Las Texas Longhorns se van a Portland, Oregon, para la siguiente ronda del torneo de la NCAA después de derrotar a Alabama 65-54. A pesar de todo, si las Longhorns sueñan con ganar un campeonato nacional, necesitarán una actuación mucho más limpia que la mostrada contra Crimson Tide.
Además de la delantera junior, Aaliyah Moore, y la delantera de primer año, Madison Booker, ninguna Longhorn disparó por encima del 50% desde el campo. Lo que le ganó a Texas su Sweet 16 número 18 en la historia de la escuela fue la defensa sofocante que jugaron los Longhorns. 11 tapones, nueve robos y un margen de rebote de más 10 es lo que marcó la diferencia ante Alabama. Texas mantuvo la ofensiva Crimson Tide a 20 puntos por debajo de su promedio de la temporada regular.
“Promediaron 76 puntos por partido en la SEC y nuestras muchachas salieron hoy y realmente jugaron muy duro a la defensiva”, dijo el entrenador en jefe, Vic Schaefer.
Al salir de la mitad, Texas mantuvo el pie en el acelerador, detuvo a Alabama tres veces seguidas y al mismo tiempo logró una racha de 6-0 que obligó a la entrenadora en jefe, Kristi Curry, a pedir un tiempo fuera a sólo 1:25 del tercer cuarto.
“Creo que son tan grandes y físicas que no puedes llegar a la línea de tiros libres”, dijo Curry.
Curry también mencionó que una de las piezas de élite de este equipo de Texas es el tamaño que tienen los Longhorns a su disposición. Esto incluye al delantero senior Taylor Jones y el terminó con 5 puntos. Pero su impacto llegó en el lado defensivo, capturando ocho rebotes, sumando un robo y cuatro bloqueos, dos de los cuales hicieron estallar el sonido de los casi 10 mil fanáticos en el Moody Center.
Es posible que el juego del guardia senior, Shay Holle, y la guardia, Shaylee Gonzales, no se haya traducido en la hoja de estadísticas, pero Schaefer es indiferente a su rendimiento ofensivo cuando bloquea a sus oponentes.
“Hoy fueron combinados, dos de 12”, dijo Schaefer. “No es la primera vez que sucede, pero encierran a todos los que les lanzamos a la defensiva”.
A las Longhorns les ha faltado una pieza clave durante casi toda la temporada cuando la guardia junior, Rori Harmon se rompió el ligamento anterior cruzado antes del inicio del juego de conferencia, sin embargo, Schaefer reflexiona sobre ese momento y muestra un intenso respeto por el dúo y su tenacidad.
“Cuando Rori (Harmon) cayó, pasamos de ser bastante atléticas en el perímetro a no ser muy atléticas, pero será mejor que no se lo digas a esas dos, porque ellas no juegan de esa manera”, dijo Schaefer.
Lo que no hará feliz a Schaefer es la cantidad de oportunidades perdidas en los puntos que las Longhorns dejaron en la cancha. En el tercer cuarto, Texas cometió errores ofensivos como fallar jugadas, no ejecutar la ofensiva de manera eficiente y fallar bandejas abiertas. En un caso particular, Moore robó la pelota, corrió por la cancha y, aunque ninguna jugadora de Alabama estaba ni remotamente cerca de ella, la pelota rebotó en el aro provocando un suspiro colectivo de frustración entre los asistentes.
“Ciertamente nos perdimos un montón de bandejas y conejitos durante el transcurso del juego”, dijo Schaefer.
El nivel de competición no hace más que aumentar en dificultad a partir de ahora y, a pesar de no conocer aún a su próximo rival, el objetivo está claro. Cuatro victorias más colocarán a las Longhorns en la cima de la montaña del baloncesto femenino.