Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 9 de abril de 2024 por Isabella Capuchino y fue traducido al español por Mariela Villela.
El Conjunto Hispano Caribeño, compuesto por 38 miembros, subió al escenario de Bates el pasado miércoles con una constante estimulación rítmica acompañada de bailarines que se entrelazaban con los músicos creando tanto un enriquecedor despliegue auditivo y visual para su público, como un entorno enriquecedor para sus miembros.
En su reciente concierto, el grupo interpretó 14 canciones y recibió a los artistas invitados Yasiel Garcia Valera, Karolina Arocho y Daymé Arocena. Además de tocar algunas de las obras originales de los invitados, el grupo interpretó las famosas piezas “Cartagenera” y “Toro Mata”. Robin Moore, el director del Conjunto Hispano Caribeño y Profesor de Etnomusicología, dijo que él ha seleccionado y arreglado la mayoría de las piezas en el pasado. Sin embargo, los estudiantes participan cada vez más en ese proceso.
“Cuando empecé a dirigir grupos como este, allá por los años 90, no había mucho repertorio disponible comercialmente, así que pasé mucho tiempo transcribiendo y arreglando melodías de las grabaciones”, explica Moore, “Más recientemente, se ha unido al grupo gente que ha contribuido mucho al repertorio”.
Aunque incursiona en la comparsa de carnaval y las tradiciones de canciones políticas del Caribe, el repertorio habitual del grupo se nutre de la salsa internacional, la cumbia, los boleros, el chachachá, el merengue y la rumba. El conjunto brinda oportunidades con una banda abierta a todos los estudiantes y el grupo está formado por una mezcla de estudiantes de interpretación, etnomusicología y no licenciados en música.
“Para los estudiantes de música, tiene que ver con la formación profesional”, dijo Moore. “Para los que estudian etnomusicología, es una oportunidad de adquirir experiencia práctica arreglando (y) dirigiendo piezas en un conjunto… Para otros, es una oportunidad de conectarse con la música con la que crecieron… o por la que tienen un interés especial y no tienen otra salida”.
Gabriel Araújo, estudiante de doctorado en composición, dijo que su experiencia con el conjunto resulta enriquecedora cultural, comunitaria y musicalmente. Además, el entorno del conjunto le brindó la oportunidad de arreglar la pieza “Mar de Minha Mae” de Thiago Amud para este último ciclo de conciertos.
Aunque yo también soy sudamericano, conocía parte de la música que estábamos tratando en la superficie”, dijo Araújo. “Estar en el conjunto me dio la oportunidad de profundizar y sentirla más que concebirla en la superficie”.
Andy Normann, estudiante de posgrado en etnomusicología, dijo que, a pesar de su trabajo académico en la música sudafricana, el conjunto le ha permitido perseguir su amor y aprecio por la música cubana, mientras que a su vez le permite crecer como músico en general.
“Como estudiante de música, tocar no es lo principal que hago. Pero estar en este grupo y aprender cómo funcionan el ritmo y la armonía en la música cubana y llegar a tocar con artistas increíbles como Daymé Arocena me ha hecho crecer realmente como músico”, dijo Normann. “A medida que he ido mejorando con el bajo, eso es algo que he podido compartir con la gente durante mi trabajo de campo y (me ha ayudado) a establecer conexiones más fuertes con otros músicos también.”
En cuanto su último concierto pasado y su próxima presentación el 26 de abril junto al Tex-Mex Conjunto y Bereket Middle Eastern Ensemble en Central Market North, Normann dijo que, además de su emoción por tocar junto a Arocena, estaba lleno de emociones con respecto a sus presentaciones finales con el conjunto.
“Me graduó y terminé mi doctorado (así que) esa fue la última vez que tocare con el grupo en Bates”, dijo Normann. “Tenemos otro concierto en Central Market, un concierto más público… y siempre es una oportunidad realmente estupenda y divertida para celebrar el semestre y el progreso que hemos logrado como conjunto.