Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 11 de octubre del 2024 por The Daily Texan Editorial Board y fue traducido al español por Dieter Mouchkatine.
La reciente publicación de una encuesta de profesores en Texas es tan clara como preocupante.
Según una encuesta de la Asociación Americana de Profesores Universitarios (AAUP) del 5 de septiembre, los profesores de Texas están insatisfechos con las condiciones y la dirección de la educación superior en Texas. El 61% de los encuestados no recomendaría Texas para un puesto docente a colegas de fuera del estado, y el 26.3% planea buscar empleo en otro lugar el próximo año. Las principales preocupaciones de los profesores incluyen el clima político del estado, la libertad académica, el salario y temas relacionados con la diversidad, equidad e inclusión.
Como una de las instituciones insignia de Texas y una de las 10 mejores universidades públicas, UT representa el sistema educativo de Texas a nivel internacional. UT no puede permitirse descuidar a sus profesores sin arriesgar un daño a largo plazo a su reputación y prestigio académico. Al momento de la publicación, UT no respondió a una solicitud de comentario.
En su discurso sobre el estado de la universidad el 18 de septiembre, el presidente Jay Hartzell dijo que él, el rector y los decanos trabajarán en “cómo, en toda la institución académica, atraeremos a más profesores y estudiantes de élite”.
El profesorado es esencial para el éxito de cualquier universidad. Pero tal como están las cosas, estamos fallando a los nuestros. Si UT quiere reclutar y retener profesores de primer nivel, debe priorizar su satisfacción y abordar los problemas clave que afectan su éxito. UT tiene la responsabilidad de proteger la libertad académica, y esto comienza por proteger el bienestar de sus profesores.
Según la encuesta de la AAUP, no abordar las preocupaciones de los profesores puede resultar en una disminución en la retención de profesorado, la pérdida de talento académico y un deterioro de la calidad de la educación superior.
“Estos descubrimientos son una llamada de atención para los legisladores, administradores, empleadores y otros ciudadanos preocupados, destacando la necesidad urgente de abordar las inquietudes planteadas por los profesores”, dijo la encuesta.
El debate intelectual y el diálogo permiten a estudiantes y profesores desarrollar su análisis independiente y pensamiento crítico. La legislación estatal desafía constantemente los límites de la libertad académica. El aumento de las limitaciones a esta libertad puede tener graves implicaciones no solo para nuestra educación, sino también para nuestra estructura política.
“(El profesorado) está preocupado de que personas ajenas a la universidad nos digan qué podemos y qué no podemos enseñar, lo que tenemos que decir y lo que no podemos decir en el salón de clases”, dijo Daniel Brinks, profesor de la Escuela de Derecho y presidente del departamento de gobierno. “Eso será un problema para la capacidad de los estudiantes de aprender, la capacidad de los profesores de enseñar e investigar y para la universidad como una institución académica auténtica”.
El Proyecto de Ley del Senado 17 ha tenido un impacto duradero en las percepciones del profesorado sobre la libertad académica. La excesiva conformidad de la Universidad con SB 17, incluyendo el despido de ciertos miembros del personal sin justificación, plantea preocupaciones sobre el compromiso de UT con el bienestar del profesorado en medio de los cambios legislativos.
“Hay un efecto desalentador… con la Ley del Senado 17, que prohibió los programas y prácticas de DEI, pero también incluyó algunas sanciones bastante severas”, dijo Brian Evans, presidente de la Conferencia de Texas de la AAUP. “Si eres un profesor que se percibe como dando una capacitación sobre diversidad, equidad e inclusión, puedes enfrentar acciones disciplinarias, incluido el despido”.
Además, SB 18 fue diseñado para prohibir la titularidad en las universidades públicas de Texas. El vicegobernador Dan Patrick propuso el proyecto de ley porque sentía que los profesores de UT usan la estabilidad que les proporciona su titularidad para “envenenar las mentes de nuestra próxima generación”, como escribió en un comunicado el 18 de febrero de 2022.
“Estos profesores alegan ‘libertad académica’ y se esconden detrás de su titularidad para seguir promoviendo abiertamente su agenda de división social”, escribió Patrick en un comunicado publicado el 20 de abril de 2023.
La ley fue modificada para mantener a los profesores con titularidad – con reservas. Sin embargo, aún pueden ser despedidos a discreción de la universidad.
SB 18 puede afectar de manera desproporcionada a los profesores sin titularidad que hablan públicamente sobre temas relacionados con la identidad. La ley infunde temor, haciendo que los profesores teman que un plan de estudios progresista les cueste su empleo. Si UT quiere que los profesores continúen fomentando el debate en sus salones de clase, debe buscar activamente proteger la titularidad y garantizar la estabilidad del profesorado.
“(La AAUP) considera que SB 18 podría erosionar las protecciones de la titularidad… la razón principal de tener titularidad es proteger la libertad académica”, dijo Andrea Gore, profesora del Colegio de Farmacia y vicepresidenta del capítulo de la AAUP en UT Austin. “Si no tuviéramos algo que nos garantizara que nuestros trabajos estarán seguros si abordamos temas difíciles, podríamos no tratar esos temas, y eso sería un gran perjuicio para los estudiantes del estado de Texas”.
Existen foros donde los profesores pueden expresar sus quejas, como el Consejo del Profesorado, pero rara vez resulta en un cambio real. Por ejemplo, el Consejo publicó un informe el 12 de julio criticando el manejo por parte de UT de las manifestaciones pro-palestinas, y el consejo condenó abiertamente los despidos masivos del presidente Hartzell tras SB 17, que dijeron se realizaron “sin consulta con el liderazgo del Consejo del Profesorado u otros líderes del profesorado, en violación de las prácticas de gobernanza compartida y sin el debido proceso”.
En ninguno de los casos UT cambió o revirtió su curso de acción a pesar de las críticas del profesorado. Si los profesores no pueden hacer cambios en UT, podrían buscar empleo en otro lugar donde sí puedan.
“El Consejo del Profesorado, para mí, es mayormente una máquina de propaganda… da una apariencia de una institución administrada democráticamente”, dijo Stuart Reichler, profesor asociado de práctica en el Colegio de Ciencias Naturales. “La realidad es que el presidente y los otros altos administradores de la universidad deciden lo que sucede y lo que no”.
UT tiene la obligación de ajustar sus prácticas de acuerdo con la legislatura de Texas, pero también tiene la responsabilidad de reconocer y actuar ante las demandas de aquellos a quienes emplea. Si no podemos proporcionar las protecciones básicas que merecen nuestros profesores, ¿cómo podemos esperar atraer y retener a los miembros del profesorado que contribuyen tanto al prestigio de UT Austin?
La universidad pronto se convertirá en el rostro de los fracasos de la educación superior en Texas a menos que comience a escuchar verdaderamente a su profesorado.
El consejo editorial está compuesto por los editores asociados Tenley Jackson, Tanya Narwekar, Ava Saunders y Anjali Shenoy y la editora en jefe McKenzie Henningsen.