Nota del editor: Este artículo se publicó por primera vez el 7 de septiembre por Isabella Zeff y fue traducido al español por Andrea Arias-Zarate.
La Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó la primera vacuna contra el virus respiratorio sincitial, que utiliza una investigación innovadora realizada por un profesor de UT.
El profesor de biociencia molecular Jason McLellan trabajó con un equipo de investigación en el Centro de Investigación de Vacunas de los Institutos Nacionales de Salud para desarrollar una nueva forma de diseñar vacunas para tratar el RSV en 2013. La investigación de McLellan y sus colegas se utilizó en el desarrollo de múltiples vacunas contra el RSV que se aprobaron este año, incluido la vacuna de Pfizer para la inmunización materna que la FDA aprobó el 21 de agosto.
El RSV es un virus altamente infeccioso que circula cada temporada de invierno y causa infecciones como bronquiolitis, dijo el Dr. Barney Graham, profesor de la Escuela de Medicina de Morehouse y colega de McLellan en la investigación de la vacuna.
Es la principal causa de hospitalización de niños menores de cinco años, McLellan dijo. También dijo que el RSV puede ser mortal para los ancianos.
“Causa muchas enfermedades en los extremos de la vida, y en el punto medio te infectas repetidamente pero no sufres muchas dolencias graves”, Graham dijo.
McLellan dijo que históricamente la mayor parte del trabajo de vacunas no se ha basado en información sobre las características moleculares de un virus en particular.
“En las primeras vacunas, sólo había que hacer crecer el patógeno, virus o bacteria, inactivarlo, debilitarlo, inyectar y esperar a que funcionara”, McLellan dijo. “No era necesario saber nada sobre qué proteínas se encuentran en la superficie”.
McLellan dijo que una vacuna contra el RSV que utilizó el enfoque tradicional fracasó en la década de 1960, y décadas de investigación desde entonces demostraron que el RSV requería un enfoque que tuviera en cuenta la estructura única del virus, liderando el equipo para desarrollar un diseño de vacuna basado en estructura.
McLellan dijo que los investigadores adoptaron un enfoque racional, de estilo ingeniero, comenzando por aislar miles de anticuerpos de personas que sobrevivieron a la infección para determinar cuáles neutralizan el virus de manera más efectiva. Después de reunir los mejores anticuerpos, McLellan dijo que su laboratorio utilizó biología estructural para identificar dónde se unían los anticuerpos a la proteína del virus que causa la infección.
“Creamos un mapa tridimensional de la proteína de la superficie viral y todos los anticuerpos que se unen (a aquél), y luego utilizamos la ingeniería de proteínas para realizar cambios, sustituciones, optimizaciones de la proteína viral”, McLellan dijo. “(Cuando) la inyectamos (como vacuna) provocará los mejores anticuerpos de su clase”.
La investigación de McLellan y Graham se utilizó para crear la primeras vacunas contra el RSV para personas mayores de 60 años y una vacuna para la inmunización materna, que inmuniza a las personas embarazadas en su tercer trimestre y proporcionará suficientes anticuerpos para proteger a sus bebés hasta los seis meses de edad.
“Las vacunas cuestan una cierta cantidad, pero la cantidad de enfermedades graves, hospitalizaciones y muertes que se evitarán superarán esos costos”, McLellan dijo. “Protegeremos con suerte a los muy mayores y a los muy jóvenes”.
Graham dijo que el concepto de vacuna basada en la estructura detrás de su investigación también se ha aplicado para crear vacunas más efectivas para muchos virus además de RSV, incluido el COVID-19.
“Muchas veces el RSV ha sido descartado o ignorado como algo en lo que la gente no trabaja mucho”, Graham dijo. “Pero resulta que el RSV ha ayudado a abrir el camino para esta forma completamente nueva de pensar sobre el diseño de vacunas”.