Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 22 de octubre por Esteban Elías y fue traducido al español por Isabela Ocampo Restrepo.
Cuando se abrieron las puertas para la reunión de jazz en el Cactus Café, una multitud, en su mayoría de mayor edad, entró y se dirigió hacia la barra y sus asientos, riendo y conversando entre ellos. Más tarde, cuando llegó la multitud más joven, compuesta en su mayoría por estudiantes de UT, se quedaron en silencio y esperaron pacientemente a que comenzara la reunión. Luego, Rabbi Neil Blumofe subió al escenario, listo para dirigir la reunión mensual de jazz del Cactus, un trabajo constante suyo durante más de una década.
“Llevo viniendo al campus por 12 años (dirigiendo estas reuniones)”, dijo Blumofe. “Es agradable ver a la gente entrar y salir. Si es la primera vez que vienes, probablemente estés pensando ‘Vaya, este tipo es intenso'”.
Según el Cactus, estas reuniones exploran las vidas y el desarrollo de varios artistas de jazz a través de su música, así como abordan temas importantes en el mundo, la religión y la cultura musical.
La noche comenzó con Blumofe agradeciendo al personal de la barra y la cabina de sonido antes de sumergirse en el sermón de la reunión. Comenzó a hablar sobre el tema de la noche, el exilio, y animó al público a reflexionar sobre la vida y la música.
“Tenemos opciones, en medio de la tempestad del mundo, sobre a quién vamos a apoyar y cómo vamos a tratar a los demás, especialmente a aquellos con quienes no estamos de acuerdo”, dijo Blumofe. “Voy a elegir apoyar y seguir a donde decidan ir los músicos. Para nosotros, al menos por este momento, este lugar puede ser un refugio y un hogar para todos nosotros juntos”.
Después de reflexionar sobre la vida de Dexter Gordon, un músico de jazz estadounidense, la banda subió al escenario. La banda comenzó su actuación llena de una mezcla de melodías melancólicas y alegres, en sintonía con el café poco iluminado. La iluminación azul y amarilla en el escenario creó una atmósfera reflexiva y destacó el tema de la alienación presente en la música.
Notablemente, la trompeta y el saxofón sonaron bellamente mientras el bajo mantenía el ritmo. Acompañados de vítores y silbidos del público, cada músico tuvo la oportunidad de hacer un solo, mostrando sus habilidades. A mitad del espectáculo, la banda interpretó una versión de jazz de “Cumpleaños feliz” para uno de sus miembros.
Mientras la banda tocaba la música de Dexter Gordon, la multitud más joven parecía inquieta en sus asientos. Balanceaban y golpeaban sus pies en las sillas frente a ellos, mientras que la multitud más mayor movía la cabeza al compás de la música, algunos con los ojos cerrados y con sonrisas en sus rostros mientras disfrutaban de su vino y cerveza.
Blumofe confesó que había cuestionado si el evento debía continuar en medio de los tumultuosos acontecimientos mundiales, pero expresó su gratitud por reunir a una multitud de jóvenes y mayores para una maravillosa noche en el Cactus Café.
“Por donde tú vayas, yo iré”, dijo Blumofe, citando el Libro de Rut. “Dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo. Cuando mueras, moriré. Y allí seré enterrado”.