Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 28 de febrero de 2024 por JT Bowen y fue traducido al español por Maria Gomez.
Solo días después de ser dominados por Kansas, el equipo de baloncesto masculino de Texas impulsó su resumen de postemporada en una manera grandiosa el martes, entrando territorio hostil en Lubbock y venciendo a Texas Tech 81-69. Detrás de contribuciones positivas de la parte superior de la rotación hacia la parte inferior, un equipo de Texas desesperado por una victoria le sacó el aire al Red Raiders’ Arena, consiguiendo una ventaja temprana y nunca dejando que Texas Tech realizará un empuje real.
Los Longhorns ahogaron a los Red Raiders en la primera mitad, sosteniendo al equipo local a 24.3% de efectividad de tiros en el periodo. Detrás de disparos deslucidos de Texas, Texas Tech recortó la distancia a cinco, pero los Longhorns abrieron el juego con un empuje de 20-3 y acabaron la mitad anotando nueve de sus 10 tiroteos finales para liderar 47-23.
Por los primeros 10 minutos de la segunda mitad, fue más de lo mismo de Texas, pues los Longhorns llevaron su ventaja hacia 29 puntos y parecía que tenían el juego en hielo.
Sin embargo, los ánimos se caldearon con solo 10 minutos para jugar, cuando el delantero de posgrado, Brock Cunningham, fue expulsado en una falta flagrante-dos luego de una colisión dura con Darrion Williams, de Texas Tech. La secuencia provocó que una multitud de Red Riders agresivos tiraran botellas de agua hacia la duela, deteniendo el juego por bastantes minutos y causando que el entrenador principal de Texas Tech, Grant McCasland, alegara a la multitud para que pararan después que dos faltas técnicas fueron repartidas.
Un equipo de Texas Tech energizado hizo una corrida 16-6 para recortar el déficit a 15 puntos con solo 5 minutos restantes. La defensa de los Red Raiders cerró a la defensa de Texas por un momento, pero algunas jugadas cruciales del guardia de segundo año, Chendall Weaver, ayudaron a Texas a detener la marea. El estudiante de intercambio de UT-Arlington acabó una sequía de canastas de seis minutos por parte de Texas con un flotador, haciendo un bloqueo en transición y anotó un par de tiros libres para ayudar a los Longhorns a calmar la tormenta en una de sus actuaciones más impactantes hasta la fecha.
Texas se benefició de la ausencia del centro Warren Washington de Texas Tech, pues los Longhorns dominaron a los Red Raiders en la pintura toda la noche, ganando en la batalla de los rebotes 44 a 30. El delantero de posgrado, Kadin Shedrick, finalmente demostró el talento sin explotar por el que el entrenador, Rodney Terry y su personal, arriesgaron y fueron por él en el portal de transferencia, impactando a Texas Tech en ambos lados de la duela, con su tamaño y físico en uno de sus mejores juegos de la temporada.
La mejoría del guardia de posgrado, Max Abmas, también fue un catalizador para el esfuerzo de Texas. Abmas, quien tenía un promedio de menos de siete puntos sobre sus últimos tres juegos, salió de su bajón, acabando con 18 puntos y anotando cuatro triples.
Texas se mantiene como un equipo inestable, pero con esta victoria consiguió un paso gigante hacia perforar su boleto para March Madness y su última aparición en el torneo Big 12. Los Longhorns esperan hilar ganancias en juegos de conferencia consecutivas por segunda vez esta temporada, cuando jueguen contra Oklahoma State en casa este sábado.