Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 20 de julio por Rylie Lillibridge y fue traducido al español por Amy DonJuan.
Investigadores de UT encontraron evidencia del agujero negro supermasivo más distante hasta la fecha, revelando nuevos conocimientos sobre cómo se forman los agujeros negros.
Descubierto por el Cosmic Evolution Early Release Science Survey, nueva evidencia apunta a la existencia de un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia CEERS 1019, que existe más de 570 millones de años después del Big Bang.
“Un agujero negro es solo un objeto muy masivo que se comprime en un espacio muy pequeño”, dijo el investigador postdoctoral Gene Leung. “Cuando una estrella muy masiva muere, se colapsa y no hay nada que pueda detenerla, por lo que toda la masa se comprime… se llama agujero negro porque se comprime a una densidad tan alta que su fuerza gravitatoria cerca de su vecindad se vuelve tan alta que la luz no puede escapar de él”.
Leung dijo que el tamaño y la edad del agujero negro recientemente descubierto lo hacen notable. Los científicos usan una medida llamada “corrimiento al rojo” que mide la luz infrarroja para determinar la relación entre la distancia y el tiempo. Cuanto más lejos está un objeto de un punto de observación, más rápido se aleja.
“Un ejemplo clásico es la sirena de una ambulancia, cuando se mueve hacia ti, su tono se vuelve más agudo y luego, cuando se aleja de ti, su tono se vuelve más bajo”, dijo Leung. “Lo mismo sucede con la luz. Cuando un objeto se aleja de ti, se vuelve más rojo, y qué tan rojo será dependerá de qué tan rápido se aleje de nosotros”.
Este agujero negro tiene un corrimiento al rojo de 8.7, considerado como una “distancia muy grande y hace mucho tiempo”, dijo Leung. Sin embargo, el agujero negro es más pequeño que otros que se formaron aproximadamente al mismo tiempo.
“Este no es un agujero negro bebé, es casi nueve millones de veces nuestro sol, pero es más pequeño que algunos de los que vemos hoy”, dijo la investigadora postdoctoral Micaela Bagley. “Lo estamos viendo en una etapa anterior de formación y eso puede decirnos mucho sobre cómo estos (agujeros negros) comienzan a formarse y crecer hasta convertirse en estas cosas masivas que vemos hoy”.
La tecnología de punta, como el Telescopio Espacial James Webb, ayudó al descubrimiento de este agujero negro, dijo Bagley. La sensibilidad del telescopio hizo posible que los científicos observaran el agujero negro y los gases que lo rodean.
“Este telescopio es completamente increíble”, dijo Bagley. “Es tan sensible que permite detectar cosas que son muy, muy débiles porque este espejo es muy ancho, recoge mucha luz y también tiene una resolución angular muy alta, por lo que podemos empezar a ver las cosas con detalles muy pequeños”.
En el futuro, Bagley dijo que los investigadores quieren examinar longitudes de onda más rojas para aprender más sobre cómo se alimentan los agujeros negros.
“Solo hemos mirado en el infrarrojo cercano, y queremos impulsar longitudes de onda cada vez más largas para ver qué podemos entender sobre las estrellas y los agujeros negros”, dijo Bagley. “En general, el equipo (Cosmic Evolution Early Release Science) está realmente interesado en tratar de encontrar otros agujeros negros como este… solo una vez que tengamos suficientes podremos realmente comenzar a comprender estadísticamente lo que está sucediendo en el universo primitivo”.