Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 24 de septiembre por Mason Rouser y fue traducido al español por Hannah Garza.
La inmigración juega un papel positivo en la economía y la cultura de Estados Unidos, dijeron líderes y expertos de Texas en el Festival anual Texas Tribune el sábado.
El panel, titulado “Lo que la inmigración significa para Estados Unidos”, incluyó al alcalde de El Paso, Oscar Leeser; Laura Collins, directora de la Iniciativa de Crecimiento Económico George W. Bush-SMU; Sarah Coleman, profesora asistente de la Universidad Estatal de Texas, cuya investigación se centra en la inmigración y la raza, y Dara Lind, miembro principal del Consejo Americano de Inmigración. La discusión de los panelistas tomó lugar entre niveles altos de migrantes que cruzan la frontera sur de los Estados Unidos cada década.
Al iniciar la conversación, Collins dijo que los inmigrantes representan el 20% de la fuerza laboral en Texas y ayudan a satisfacer las demandas laborales en todos los niveles de habilidad. Ella dijo que los inmigrantes juegan un papel vital en la prosperidad futura del país, pero el sistema de Estados Unidos está más orientado hacia el patrocinio familiar que hacía las oportunidades de empleo.
“Sabemos que los inmigrantes están aquí llenando puestos de trabajo. … Cualquier parte de la economía que tenga un trabajo abierto, probablemente haya una persona nacida en el extranjero que esté dispuesta a llenarlo”, dijo Collins. “Realmente es una cuestión de si nuestro sistema de inmigración quiere dejarlos entrar para hacerlo?”
Los panelistas discutieron cómo el sistema limita el impulso económico que los inmigrantes traen a Texas y al país. Coleman dijo que los solicitantes de asilo no pueden obtener un permiso de trabajo hasta que su solicitud haya estado registrada durante seis meses y que el gobierno no tiene la obligación de ayudar a los solicitantes de asilo más allá de escuchar su caso. Esta brecha en la asistencia lleva a que se envíen millones de dólares en ayuda de emergencia a ciudades fronterizas como El Paso para albergar y alimentar a los migrantes, dijo Leeser.
“Puedo decirles que en los últimos nueve días, hemos (trabajado) para mantener a la gente fuera de las calles (poniendo) a 7,000 personas en habitaciones de hotel, hemos servido 16,500 comidas y este es dinero que estamos gastando del gobierno federal”, dijo Leeser. “Una ciudad local como El Paso no podía permitirse hacer esto día tras día, nuestros números están (en) el punto en que realmente va a requerir mucha asociación con el gobierno federal en un programa y un sistema de inmigración que está roto … y ayúdenos a tratar de arreglarlo”.
Los panelistas también dijeron que la conversación sobre inmigración se centra principalmente en las crisis percibidas, lo que dificulta cualquier discusión matizada sobre cómo mejorar el sistema para satisfacer las demandas económicas. Lind dijo que esto conduce a una dependencia excesiva de los servicios basados en emergencias en lugar de tratar de preparar y ampliar la capacidad del país para manejar una afluencia de migrantes.
“En última instancia, estaríamos ahorrando dinero porque todo el dinero que el Congreso tiene que gastar como asignaciones de emergencia para instalaciones temporales… En cambio, tendría que gastarse una vez”, dijo Lind. “Además, tendríamos la sensación como país de que esto es algo que somos capaces de manejar porque no estaríamos viendo estas imágenes muy visibles de estos cuellos de botella”.
Coleman dijo que alejarse de la retórica estándar de la crisis y en su lugar hablar de programas específicos de inmigración crea espacio para que se formen coaliciones bipartidistas. Leeser hizo eco de este sentimiento y agregó que las personas deben estar de acuerdo en que tendrán que estar en desacuerdo sobre este tema y luego unirse para solucionarlo.
Al concluir la conversación, los panelistas discutieron cómo la disfunción del sistema de inmigración afecta negativamente la capacidad del país para atraer migrantes y crea una mala experiencia de vida estadounidense una vez que llegan.
“Durante mucho tiempo, Estados Unidos fue el destino número uno para los migrantes en todo el mundo y eso se debe a que los inmigrantes todavía creen en esos ideales estadounidenses de libertad y oportunidad”, dijo Collins. “No estoy seguro si seguimos teniendo un sistema que rechace a tantas personas, que estimule el progreso de la gente… vamos a seguir siendo el destino mundial”.