Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez el 30 de septiembre por Flora Farr y fue traducido al español por Maria Guerra.
Un partido de fútbol americano de los Longhorns en Luisiana dejó a muchos estudiantes de UT en Austin con poco que hacer el fin de semana del 28 de Septiembre del 2002. Al enterarse de un festival de música que se apoderaba del Parque Metropolitano de Zilker, con entradas a $25, muchos asistieron como una manera de matar tiempo y de disfrutar de artistas locales en uno de sus lugares favoritos para pasar el rato.
Desde el 2002, el festival de música Austin City Limits se ha convertido en una experiencia de dos fines de semana que atrae a artistas y asistentes de todas partes del mundo. El festival inaugural llenó un vacío en la escena de festivales musicales de Austin, dejado por el Austin Aqua Festival , que se celebró de 1962 a 1998. El debut presentó a 67 artistas, muchos de los cuales se convertirían en leyendas de Austin, como Gary Clark Jr. y Bob Schneider. Ahora, ACL incluye dos fines de semana con más de 130 artistas en nueve escenarios.
Acudir a este evento se ha convertido en una tradición para muchos, quienes rememoran sobre años pasados del festival.
“Al año siguiente, tomamos nota de ‘¡Hey, tenemos que ir al ACL Fest!’”, dijo el ex alumno de finanzas Michael Steitberger. “El primer año ni siquiera creo que lo llamamos así. Estábamos como, ‘son bandas en el parque’”.
Debido a que la cultura del festival no era tan grande y estandarizada en el 2002 y ACL se llevó a cabo en uno de sus lugares recreacionales favoritos, Streitberger contó que el festival ofrecía una experiencia única. Relató que disfrutó ver bandas locales en Zilker, que normalmente se presentaban en recintos más pequeños, como patios traseros. Una amiga suya que asistió, EmilyAnne Skinner, contó que, aunque Austin tiene el título de la “Capital de la música en vivo”, la mayoría de los recintos no eran tan accesibles para los más jóvenes debido a sus políticas de 21 en adelante.
“(Ahora) trae este nivel de comunidad a la ciudad de Austin y (contribuye a) su identidad,” dijo Skinner, ex alumna de relaciones públicas, quien ha asistido al festival anualmente desde el 2002. “Cuando piensas en Austin, piensas en el ACL Fest, Sixth Street, ACL Live… y en South by Southwest”.
Skinner expresó que el festival se sentía relajado en sus primeros años, recibiendo a todos sin cercas de alambre tejido, seguridad limitada y los invitados traían su propia comida y cobijas. Beto Martinez, quien se presentó en el aquel entonces Grupo Fantasma con solo dos años de antigüedad, dijo que presentarse en el festival fue emocionante, pero no era tan grande en estatura como es considerado hoy en día.
“Había algunos artistas principales geniales, y estábamos super felices de ser parte de ello, pero definitivamente se sentía local,” expresó Martinez. “Era emocionante, pero no se sentía como ahora. Toqué ahí hace dos años con mi banda Caramelo Haze, y obviamente nos sentimos (más) como, ‘Esta es una oportunidad genial. Es un gran festival. Estamos super emocionados de ir”.
A pesar del crecimiento del festival y las reglas más estrictas, Streitberger contó que continúa siendo acogedor. Asistiendo casi todos los años desde el 2002, Streitberger dijo que traerá a sus dos hijos con él este año, disfrutará de los conciertos, se pondrá al día con los mismos amigos con los que ha seguido yendo desde la universidad y llevará a sus hijos al Austin Kiddie Limits.
“Fue un momento y un lugar realmente genial en el 2002. Me alegra que pude disfrutar esa versión, porque no mucha gente lo hizo,” continuó Streitberger. “Verlo evolucionar ha sido realmente genial. Aunque se ha vuelto muy, muy grande.. Siempre ha sido algo a lo que hay que ir”.