Nota del editor: este artículo se publicó por primera vez 8 de octubre del 2025 por Lisette Huerta y fue traducido al español por Iñaki Zamarripa el 9 de octubre del 2025.
Cuando empecé a tener problemas para traducir frases en inglés a mis padres, que en su mayoría sólo hablan español, durante mi segundo año en la universidad, me di cuenta de que estaba empezando a perder partes de mi misma.
Yo siempre estuve orgullosa de mi fluidez y mi habilidad especial de cambiar no sólo entre lenguas sino también entre culturas. En un segundo, estaba inmersa en mi lengua materna, completamente hechizada por la riqueza cultural que rodea al hermoso lenguaje español, y al siguiente, estaba ahogada por la lengua que rebosaba de influencia extranjera y con raíces profundas en el colonialismo.
El inglés, mi segundo idioma, siempre iba a estar atado a mi vida aquí en los Estados Unidos. En casa, cuidaba y cultivaba el idioma que me recordaba a México, pero en la escuela, me desenvolvia estrictamente con el inglés. Por miedo a quedarme atrás, recurrí a adaptarme a mis alrededores. Me dije a mi misma que para sobresalir en los EEUU, un lugar lleno de palabras por entender, necesitaba aprender inglés.
Lo que no entendí era que con el tiempo, mi segundo idioma se volvería mi primer idioma y, como resultado, mi español lentamente desaparecería de mi mente. No solo perdí la conexión a mi lengua materna; corté una conexión a mi identidad y cultura. Mi experiencia no es una carga que llevo sola. Muchos estudiantes internacionales también se enfrentan con esta realidad, ya que la presión a conformarse lingüísticamente en UT los fuerza a callar partes de sí mismos.
“El mundo académico es un espacio muy anglófono y predominado por el inglés”, dijo Courtney Handman, catedrática asociada de antropología con especialización en la antropología lingüística. “Existe la sensación de que la única forma (de) demostrar competencia es hablando el inglés sin acento”.
Cuando te sumerges en una cultura arraigada en un lenguaje que no entiendes, te enfrentas a una situación difícil: te asimilas o corres el riesgo de ser percibido como incompetente. Muchos estudiantes internacionales vienen a UT con un nivel de conocimiento del inglés, pero lo que los distingue no es la comprensión, sino la calidad de su dialecto.
“Cuando vine a los EEUU para estudiar, de verdad hice un esfuerzo para encajar”, dijo Zhixian Chen, estudiante de tercer año de aprendizaje aplicado y desarrollo. “Hasta traté de evitar hablar chino para ser más exitoso”.
La presión por ser aceptado, no solo académicamente sino lingüísticamente, obliga a los estudiantes a transformarse en personas que prefieren ser percibidas como estudiantes de UT, no como estudiantes que van a UT. Para lograrlo, aplastan sus acentos y cambian su presentación al precio de la asimilación.
“(Los estudiantes) temen que su autopresentación parezca demasiado emocional”, comentó Handman. “(Creen) que la única manera de ser un intelectual, un buen estudiante es al tener la seriedad asociada con el inglés.
A menudo nos dicen que nunca debemos cambiar por los demás, que para nada vale la pena perder nuestro sentido de ser, ¿pero eso aplica a los estudiantes internacionales? Para poder asimilarte en un mundo con éxito, ¿no necesitas abandonar aspectos del viejo? ¿No nos dicen siempre que para avanzar, no podemos ver hacia atrás?
La respuesta es no.
“Creo que experimenté lo que se llama la ‘pérdida de la lengua materna’, porque pasé muchos años estudiando en los EEUU”, dijo Chen. “Ya no hablo el chino tan bien, lo cual cambió mi forma de verme a mismo… Ahora, me cuesta traducirles mis pensamientos a mis padres o amigos”.
Hablar un idioma no solo es una forma de comunicación, sino también una identidad moldeada por las influencias culturales escondidas detrás de su dialecto. Es un medio para que los estudiantes se sientan en sintonía con quienes los rodean, un puente para ser comprendidos a fondo. Te rompe el corazón pensar que un estudiante que sobresale en inglés no es el mismo niño que habla libremente en su lengua materna. Para tener éxito en un mundo, tienes que callar el otro.
Es devastador que tantos estudiantes lleguen a UT y casi inmediatamente se enfrenten a una situación de luchar o morir. Para evitar ser etiquetado como incopetente, tienes que dejar que un lenguaje ajeno al tuyo forme una nueva versión socialmente aceptable de ti mismo.
Para combatir esto, los estudiantes y los empleados deben cultivar un ambiente donde el lenguaje no se vea como una barrera ante el éxito, sino como una ventaja. Esto empieza valorando las perspectivas y experiencias vividas de los estudiantes multilingües. Cuando nos tomamos el tiempo de escuchar, hacer preguntas, y reconocer la riqueza de sus voces, creamos un espacio que celebra la diversidad lingüística. Nuestros esfuerzos por hacer que todos se sientan bienvenidos podría fortalecer nuestra comunidad de aprendizaje colectiva, creando un espacio donde los estudiantes no tengan que experimentar una pérdida de sí mismos cuando se abran paso en un nuevo ambiente.
Huerta es una estudiante de tercer año de gobierno de Victoria, Texas.
