Nota del editor: Este artículo se publicó por primera vez el 21 de octubre de 2025 por Alex Leisk y Emily Krupa y fue traducido al español por Rolando Vitela el 21 de octubre de 2025.
Alrededor de 200 estudiantes y miembros de la comunidad protestaron el lunes en campus contra el pacto que la administración del presidente Trump ofreció a la universidad a principios de este mes.
El pacto daría prioridad a las universidades para obtener fondos federales a cambio de cumplir ciertos requisitos, incluyendo la limitación de la matrícula de estudiantes internacionales, la prohibición de la supresión de la libertad de expresión conservadora y la congelación de las tasas de matriculación. La administración Trump estableció una fecha límite del 21 de noviembre para que las universidades decidan si firmar el pacto.
Kevin Eltife, presidente de la junta de regentes de la Universidad de Texas (Chairman of The University of Texas Board of Regents), había dicho que la universidad acoge la oportunidad de trabajar con la administración Trump, según una declaración del sistema UT. Sin embargo, la universidad aún no ha anunciado su decisión.
Oradores estudiantiles, junto con organizaciones como Estudiantes por una Sociedad Democrática (Students for a Democratic Society) y el Partido por el Socialismo y la Liberación (Party for Socialism and Liberation), marcharon alrededor el campus y hablaron frente al gimnasio Gregory, la torre de UT, y la fuente Littlefield.
Mikey Rush, estudiante de último año de economía y estudios africanos y la diáspora africana, dijo que su preocupación principal es que el pacto restrinja la libertad de expresión de profesores y estudiantes, más allá de la legislación estatal reciente. Dijo que todos los longhorns serán dañados si la Universidad firma el pacto.
“Esto no se detendrá en la educación superior”, dijo Rush. “Trump ha podido y está dispuesto a hacer lo que sea para imponer su agenda, y ese es un precedente peligroso si seguimos permitiéndole tomar poder”.
Carrie King, exalumna de UT, habló en la protesta junto a su hijo Levi King, un estudiante de secundaria que quiere asistir a UT. Carrie, quien se graduó en 1997, dijo que está preocupada de que el pacto elimine la enseñanza sobre otras culturas o comunidades marginadas.
“Pude tener una educación entera cuando estuve aquí, y solamente quiero lo mismo para la gente que viene detrás de mí”, dijo Carrie King
Levi quiere estudiar historia en UT. Dice que está preocupado de que las clases que le interesan puedan ser canceladas si la universidad firma el pacto
“Me preocuparía mucho que la universidad a la que fui no viera a todos los estudiantes como iguales, porque luego me preguntaría si es un lugar donde me sentiría valorado y donde encontraría valor”, dijo Levi King.
Samaria Taylor, estudiante de último año de gobierno, dijo en un discurso que la administración está actuando como una “marioneta para los caprichos del opresivo estado de extrema derecha de Texas”. Dijo que la dirección de la universidad no comparte su objetivo de mantener la universidad entre las mejores del país
“No podemos quedarnos sentados y permitir que ellos conviertan nuestra universidad en otra rama del gobierno de Texas”, dijo Taylor.
